Me gustó el artículo que publicaron en Forbes. Si bien me parece algo extremista en cierto punto, también habla de una realidad en la que estamos viviendo, y parece que como sociedad no reaccionamos. O «parece» que no reaccionamos, ya que no estamos acostumbrados a cambios «lentos».
Les dejo a continuación el artículo, es una traducción al español, y al pié de éste les dejo el original en inglés, por si alguien gusta leer la fuente.
Estamos entrando en la era post-Facebook
La evidencia sugiere que la Generación Z emergente se está volviendo cada vez de las redes sociales, o al menos a las redes sociales como las conocemos. Recientemente, el jefe de selección de pasantes del departamento de comunicación de una empresa dijo que era difícil encontrar candidatos con una cuenta de red social activa, un requisito bastante básico para alguien que busca trabajar en la comunicación. Aquí vemos el péndulo social en funcionamiento: la primera generación que surgió cuando las redes sociales estaban en pleno apogeo ahora las está abandonando.
¿Cuáles son las implicaciones para la comunicación cuando una buena parte de una generación no quiere tener nada que ver con un medio que se ha convertido en una parte central del marketing, la información y las campañas publicitarias, y lo que más tampoco está interesado en la televisión, la radio o los periódicos?
Parte de la razón de esto es que, inconscientemente, nosotros, en la generación anterior, renunciamos a nuestra responsabilidad de enseñar a nuestros hijos sobre la tecnología, creyendo estúpidamente que había habido algún tipo de cambio en su estructura genética que les permitió entenderlo intuitivamente, viéndolos como los «nativos digitales» cuando realmente eran «huérfanos digitales», víctimas de acoso, intimidación o noticias falsas.
Una generación ha llegado a ver las redes sociales como falsas, un escaparate donde todos se ven mejor, mostrando dónde han estado y qué han hecho, dónde está el fraude y las mentiras a la orden del día y dónde lo único que importa es acumular seguidores.
En resumen, un entorno basado en una serie de errores básicos que están llevando a los jóvenes a abandonar algunas redes sociales, no en beneficio de otros tantos, como algunos nos harían creer, como en la búsqueda de sustitutos, que también están fracasando desastrosamente.
No hay nada malo con las redes sociales: el problema es con un modelo creado por Facebook, que considera la comunicación social como un modelo de negocio en el que la moneda es la privacidad y la publicidad hipersegmentada, un modelo que nos pone a todos en venta permanente. Una batalla real donde los anunciantes harán cualquier cosa para llamar nuestra atención. El problema es perseguir el crecimiento a cualquier costo, donde las cuentas falsas hacen que sea imposible saber qué o quién es real y qué no lo es. El problema es permitir prácticas que no cumplan con los estándares éticos más básicos, simplemente porque impulsan el crecimiento. El problema es creer que usted o su empresa son demasiado grandes para fallar, cuando en realidad operan en un entorno en el que todo puede cambiar de un momento a otro debido a parámetros que son, en su mejor forma, arbitrarios, aleatorios y volubles.
Si las redes sociales tienen algún futuro significativo, entonces se necesitan enfoques radicalmente nuevos. Obviamente, Facebook no va a desaparecer de la noche a la mañana: tiene generaciones de usuarios y un gran número de empresas que lo consideran insustituible. Al mismo tiempo, no hay nada que pueda hacer con respecto a su envejecimiento demográfico, que es el resultado de un modelo que no protege nuestra información, que nos ve como productos para vender, que viola nuestra confianza y nos enfrenta a todos en otra carrera sin sentido por la popularidad, como si gustar fuera la máxima ambición para nuestra sociedad.
Fuente en inglés: forbes.com/…/we-are-now-entering-the-post-facebook-era